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Muchos lo consideran el asesino en serie más letal de la historia, con un número estimado de más de 900 víctimas. Thug Behram nació en la India en el siglo XVIII y se convirtió en uno de los miembros más temidos de la secta Thuggee, una hermandad secreta de estranguladores y ladrones que actuó durante siglos en el subcontinente indio. Su historia es una mezcla de hechos documentados, relatos espeluznantes y mitos que han alimentado su leyenda.
Los Thuggee: Una hermandad de la muerte
Los Thuggee formaban una secta criminal que actuó en la India durante siglos, dedicada al robo y al asesinato por estrangulamiento. Se cree que veneraban a la diosa hindú Kali y que cometían sus crímenes como rituales en su honor. El término “Thug” proviene del sánscrito thag, que significa “embaucador” o “tramposo”. Sus miembros recorrían las rutas comerciales, se ganaban la confianza de los viajeros y los mataban con un pañuelo ritual conocido como rumal.

El ascenso de Thug Behram
Behram nació alrededor de 1765 y se unió a los Thuggee desde muy joven. Rápidamente destacó por su astucia y crueldad, hasta convertirse en líder de una de las bandas más temidas del grupo. Se le atribuyen más de 900 asesinatos cometidos entre 1790 y 1840. Su método preferido era el estrangulamiento con el rumal, un pañuelo ritual al que, en ocasiones, añadía una moneda de plomo para hacerlo más letal.
Métodos y ritual de asesinato
Los Thuggee operaban en grupos organizados y utilizaban un modus operandi bien estructurado. Sus crímenes seguían una serie de pasos cuidadosamente planeados:
- Ganarse la confianza: Para ganarse la confianza, se infiltraban en caravanas de comerciantes y viajeros. De hecho, a menudo se presentaban como compañeros de ruta amigables y confiables.
- Elegir el momento adecuado: Esperaban a estar en un lugar apartado, lejos de pueblos o ciudades, para actuar sin testigos.
- El asesinato ritual: En un ataque sincronizado, los miembros de la banda usaban sus rumales para estrangular a las víctimas en cuestión de segundos.
- Eliminación de los cuerpos: Enterraban los cadáveres en fosas comunes o los arrojaban en ríos para evitar que fueran descubiertos.
La caída de Behram
Durante siglos, las autoridades toleraron las actividades de los Thuggee. Sin embargo, todo cambió con la llegada de los británicos a la India. La Compañía de las Indias Orientales comenzó a investigar las constantes desapariciones en las rutas comerciales y organizó una campaña sistemática para erradicar la secta.
A comienzos del siglo XIX, el oficial británico William Henry Sleeman lideró la ofensiva contra los Thuggee. En una serie de operativos coordinados, las fuerzas británicas capturaron a cientos de miembros, entre ellos a Thug Behram en 1838. Durante los interrogatorios, Behram confesó haber participado en más de 900 asesinatos y haber estrangulado personalmente a más de 125 personas.
Ejecución y legado
Behram fue condenado a muerte, aunque algunas fuentes sostienen que terminó cumpliendo cadena perpetua. Su captura marcó el principio del fin de la secta Thuggee. A partir de entonces, los británicos intensificaron la persecución y lograron erradicarla por completo en las décadas siguientes.
En definitiva, Thug Behram dejó un legado tan macabro como inolvidable en la historia del crimen. Su brutalidad —y la de la organización que lideraba— ha inspirado relatos, libros y películas. Su historia sigue siendo un recordatorio inquietante de cómo el fanatismo puede tomar formas organizadas, ritualistas y mortales, dejando una huella profunda en la historia criminal.
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